lunes, agosto 28, 2006

se me había olvidado postear esto

Ya entrevisté a Eliana Rodríguez –la viuda de Juan Luís Martínez- y me dijo muchas cosas muy interesantes: Afirmaciones y desmentidos. Sin embargo, tuve que hacerle la entrevista por teléfono, porque no estaba en su casa en Villa Alemana, estaba en Valdivia; por eso, además, fue difícil rastrearla.

viernes, agosto 25, 2006

echando a perder un buen tema

EL ETERNO JUAN LUÍS MARTÍNEZ

Muerto hace trece años el poeta viñamarino ha logrado capturar la atención de un reducido pero fiel grupo de seguidores, quienes han corrido la voz de lo inusual, de lo particular, de la leyenda del autor de La nueva novela, el libro más caro de la poesía chilena.

“No te puedo prestar el libro, pero si quieres puedes venir a leerlo aquí, en mi oficina, donde mis ojos te vean”, dice Matías Ayala, Licenciado en Filosofía, luego de que uno de sus alumnos en la Universidad Alberto Hurtado le pide prestado su ejemplar de La nueva novela, el primer libro de poemas publicado por el poeta Juan Luís Martínez, en el año 1977. Es que no se trata de cualquier libro, sino de una de las obras más originales producidas por algún autor nacional; uno que además vivió en un permanente intento por desaparecer como autor, residiendo siempre en provincia, alejado de los círculos literarios y manteniendo una férrea reticencia a ser fotografiado y a dar entrevistas.

Martínez conoció a cada uno de los compradores de su libro y luego de su muerte, en 1993, fue su propia viuda, Eliana Rodríguez, la que se hizo cargo de su ‘distribución’, si es que se le puede llamar así al sistema que utilizó y que más bien consistía en no hacer nada y esperar a que los compradores llegaran. Y por cierto, llegaron. Se corrió la voz de la existencia de este libro que costaba más de 100 mil pesos y que era uno de los más originales de la poesía chilena. Hoy el libro puede ser encargado en la librería Metales pesados por 160 mil pesos. Esto y otros elementos, como el interés de unos físicos extranjeros por la obra de Martínez y los comentarios del crítico de El Mercurio Luís Vargas Saavedra, acerca de que este poeta y su obra no eran más que un invento de Pedro Lastra y Enrique Lihn, avivaron el fuego del mito. De invento, nada.

Uno que otro dato. Juan Luís Martínez nació en la ciudad de Valparaíso en el año 1942, sólo cursó estudios escolares hasta séptimo básico, con el beneplácito de sus padres ((hablar con Eliana Rodríguez acerca de este dato)) , sin embargo, gozó de una educación apropiada en su hogar, que lo introdujo en la filosofía y otras humanidades. Algunos años después se dedicó a recorrer las calles de Viña del Mar y Valparaíso en moto. Fue precisamente, luego de un accidente en este vehículo, que en su convalecencia decidió dedicarse a la literatura, luego de leer a Lewis Carroll y a Vicente Huidobro. La nueva novela apareció publicada en el año 1977, bajo su propio sello, Ediciones Archivo, y al año siguiente apareció su objeto poético La poesía chilena, que era una pequeña caja que contenía en su interior fotocopias de los certificados de defunción de Pablo Neruda, Gabriela Mistral y Vicente Huidobro. Casi no se movió de la quinta región y salió de Chile en una sola ocasión, invitado por el gobierno francés ((CK la fecha con Eliana Rodríguez)). Martínez murió el año a causa de una enfermedad… ((hablar con Eliana Rodríguez acerca de la enfermedad de Martínez))

Mito o realidad. “Se dice que unos científicos de la NASA vinieron a hablar con Juan Luís Martínez, porque su poesía hablaba de principios fundamentales de la física”, dice Felipe Gonzáles, un lector aficionado a la obra de Martínez. “No sé si de la NASA, yo sabía que eran unos científicos, pero no de la NASA y que no vinieron, que sólo le escribieron una carta”, señala Matías Ayala al ser consultado sobre este asunto. Y en efecto, el mismo Martínez lo comenta en una de las pocas entrevistas que dio, poco antes de morir, a María Ester Roblero, para Revista de Libros de El Mercurio, pero advierte que la visión de esos científicos le quitaba el humor a su poesía.

Cristóbal Joannon, compilador de Poemas del otro, volumen aparecido el 2003, que recopila textos inéditos más las pocas entrevistas que Martínez dio, es uno de los que conoció a este poeta y que posee uno de los ejemplares de La nueva novela, pero él la recibió como un regalo de la misma Eliana Rodríguez, luego de la muerte del poeta. Joannon tenía sólo 16 años en 1993, cuando conoció a Martínez, y supo del riguroso control de circulación que éste llevaba sobre su obra. “La nueva novela es una reflexión acerca del libro”, advierte Joannon, “es un reflejo acerca de sus límites, porque el libro no sería solo aquello que ocurre desde la página 8 o 9 hasta que se acaba el texto, sino que el libro es el total, la tapa y la solapa también son el libro”. Y agrega, “La circulación del libro también es parte de la obra, por eso Martínez sabía quien tenía cada ejemplar”.

El crítico de El Mercurio Luis Vargas Saavedra señaló que Juan Luís Martínez y toda su obra eran sólo un invento de Pedro lastra y Enrique Lihn. A él esto le pareció muy gracioso ((hablar con Luís Vargas Saavedra de este asunto del cual aún no estoy en condiciones de comentar por falta de información))

“Sé que para conseguir La nueva novela hay que buscar a la esposa de Juan Luís Martínez en Quilpue y concertar una cita para tomar once junto a ella, en la que hay que explicarle los motivos de porqué quiere uno tener el libro, y si uno la convence te lo vende, sino, adios”, señala Jaime Campos ((hablar con Eliana Rodríguez para contrastar esta información elocuentemente exagerada))

¿Y por qué tantos mitos en torno a la figura de Juan Luís Martínez? Cristóbal Joannon trata de ensayar una respuesta: “Mientras menos información más mitos, porque respecto a Lihn hay harta información y no hay mitos”. Es una posibilidad de que los intentos de Martínez por desaparecer en función de priorizar su obra hayan sido los responsables de esta construcción de imagen. “Es curioso”, agrega Joannon, “estos movimientos muy calculados y estratégicos de Martínez tuvieron un efecto muy imprevisto, su voluntad de desaparecer tuvo el efecto de convertirlo en algo magnético”

Vida después de la vida. ¿Y hasta cuando durarán los mitos? Joannon reflexiona acerca de esta pregunta: “Yo pensé que Poemas del otro podrían haber terminado con el mito, pero veo que no”.





Información adicional:

Soledad Fariña se fue repentinamente fuera de Santiago, pero vuelve el lunes y me recibirá. Ya lo tenemos conversado

Por fin tengo el teléfono de Eliana Rodríguez. Cuando leas esto, Alfredo, posiblemente ya la tenga contactada.

Luís Vargas Saavedra sigue sin contestarme los e-mail y cada vez que lo llamo me dicen que no ha llegado o que ya se fue. Creo que le voy a ir a hacer guardia.

No sé muy bien cómo introducir la información que me entregó Thomas Harris.

jueves, agosto 17, 2006

hoja de pre-reporte II


La “bajada” de mi tema es (resume el tema en tres líneas, usa un verbo).

Muerto hace trece años el poeta viñamarino ha logrado capturar la atención de un reducido pero fiel grupo de seguidores, quienes han corrido la voz de lo inusual, de lo particular, de la leyenda del autor de La nueva novela, el libro más caro de la poesía chilena.

Cosas que sé del tema, priorizadas, y quién es mi fuente (es decir, lo que más se relacione con la “bajada” va primero, lo que menos, al final).

a. La nueva novela se vende a $ 160.000 en la librería Metales pesados, quienes se la encargan a la viuda del autor. Mi fuente son los vendedores de la tienda.
b. Algunos de los propietarios de La nueva novela atesoran su ejemplar como si fuera una joya. Conozco el caso de Héctor Hernández (poeta de la novísima poesía chilena), Matías Ayala y Thomas Harris.
c. Juan Luís Martínez decidió desarrollar su carrera alejado de los circuitos literarios y comerciales. Mi fuente es Matías Ayala, quien realizó parte de su tesis de doctorado sobre este poeta.
d. A los seguidores de Martínez les gusta contar historias y avivar el fuego del mito. Los seguidores con los que he hablado son Constanza Ramírez, Eva X, Felipe Gonzáles, Joselyn Mancilla y Ximena Figueroa.

Qué me falta averiguar y con quién lo voy a hacer (sólo se aceptan citas o llamadas telefónicas concertadas; las intenciones no cuentan).

a. Acerca de lo ocurrido en la clínica, cuando Martínez decide dedicarse a la literatura, después de leer Alicia en el país de las maravillas, mientras se recuperaba de un accidente en moto. Se lo preguntaré a Cristóbal Joannon, quine conoció al poeta. También espero hablar de este asunto con Eliana Rodríguez.
b. Sobre la afirmación de Luís Vargas Saavedra, referida a que Juan Luís Martínez y su obra eran sólo un invento de Enrique Lihn. Esto lo voy a conversar con el propio Vargas Saavedra.
c. Las razones técnicas de por qué Juan Luís Martínez es un poeta rupturista que se merece el respeto de la crítica y de sus seguidores. Hablaré con Soledad Fariña (poeta destacada).
d. ***Eduardo Llanos*** considera que Juan Luís Martínez está sobrevalorado.

Ensaya un título del reportaje y sus dos primeros párrafos (no confundir con la bajada). Tiene que haber al menos una cita de alguien con quien hayas hablado.

EL ETERNO JUAN LUÍS MARTÍNEZ

“No te puedo prestar el libro, pero si quieres puedes venir a leerlo aquí, en mi oficina, donde mis ojos te vean”, dice Matías Ayala, luego de que uno de sus alumnos en la Universidad Alberto Hurtado le pide prestado su ejemplar de La nueva novela, el primer libro de poemas publicado por el poeta Juan Luís Martínez, en el año 1977. Es que no se trata de cualquier libro, sino de una de las obras más originales producidas por algún autor nacional. “Lo que se suele llamar ‘la vida literaria’, esas tareas públicas y publicitarias que conforman a un ‘autor’ y dan señas de cómo leer sus letras y a él mismo, fue, en este caso, particularmente anómala”, señala el mismo Ayala en su tesis doctoral al referirse precisamente a este poeta que vivió alejado de los circuitos académicos y comerciales, se negó a dar entrevistas, vivió siempre en provincia y se mantuvo reticente a ser fotografiado.

Todo lo anterior avivó el fuego del mito que se volvió incontrolable con su muerte, en el año 1993. Se comenta, incluso, que Martínez conoció a cada uno de los compradores de sus libros y que luego de su muerte fue su propia viuda, Eliana Rodríguez, la que se hizo cargo de su ‘distribución’, si es que se le puede llamara así al sistema que ocupó y que más bien consistía en no mover ni un solo dedo, pues los compradores se encargarían de buscarla y convencerla para que les vendiera un volumen del libro más caro de la poesía chilena, el que superaba los 100 mil pesos. Hoy, pasados trece años desde la muerte de Juan Luís Martínez, el libro se puede encargar en la librería Metales pesados por 160 mil pesos.

miércoles, agosto 16, 2006

confirmando el primer mito y encaminándome hacia los otros

Consultadas las librerías Andrés Bello, Contrapunto, Feria chilena del libro y Metales pesados, he comprobado que hay una buena distribución del libro Poemas del otro, de Juan Luís Martínez, editado durante el año 2003 y compilado por Cristóbal Joannon. El libro estaba en todas las librerías, menos en Contrapunto, donde ni siquiera conocían al autor. El precio era razonable en todas las tiendas (entre $ 10.000 y $ 10.900). Lo singular de este recorrido por las librerías fue lograr dar con La nueva novela, que la tenían sólo en Metales pesados, pero que no estaba en forma física, pues se compra por encargo y su precio es de $ 160.000. Desorbitante. Esto nos confirma que La nueva novela es el libro más caro de la poesía chilena y además nos da cuenta del rol protagónico de la viuda de Martinez, Eliana Rodríguez, en la distribución.
Con lo anterior, no puedo evitar pensar en Matías Ayala y su aprehensión respecto a prestar sus ejemplares de La nueva novela y de La poesía chilena. Esa me parece una buena imagen que debería estar en el reportaje. Además, hoy Ena Ordoñez, psicóloga y seguidora de Martínez, me dijo, yo conozco a alguien que tiene La nueva novela, como si se tratara de un hueso de un dinosaurio. Si, estoy exagerando, pero la persona que me dijo ese comentario también estaba exagerando y si yo exagero es por consecuencia de su exageración.
Una cosa importante, con respecto a una preocupación del profesor. Tengo muy claro que no estoy haciendo un ensayo argumentativo con contenidos literarios; sé que se trata de un reportaje y que mi interés va dirigido a la condición de personaje “hot” de Juan Luís Martínez y a La nueva novela en particular como el libro más caro de la poesía chilena. Esos dos puntos determinan mi foco: imagen de culto en torno a la figura del poeta Juan Luís Martínez.
Cristóbal Joannon me recibirá el lunes en su oficina, Luís Vargas Saavedra (el que decía que Martínez no existía) es un viejito que ha decidido no utilizar los tecnomedios y por tanto no revisa su correo institucional, donde ya le escribí sin recibir respuesta (esto me lo confirmaron Alejandra de la Lastra y Enrique Sologuren, alumnos suyos en la PUC), por tanto mañana jueves lo llamaré por teléfono (Alejandra me dio el número de su secretaria) para que me de una hora para entrevistarlo. El viernes en la tarde Constanza Ramírez, egresada de letras de la UDP, me dará todos los datos de cómo llegar a Eliana Rodríguez en Valparaíso. Ese mismo día trataré de contactarme con ella por teléfono o e-mail y a más tardar el martes viajaré a entrevistarla. Con eso tendré los mitos obtenidos de la boca de los seguidores, acrecentados por la afirmación de Vargas Saavedra y la confirmación o desmentido de esos mitos a través de lo que me cuente Joannon y la viuda. Con eso, supongo que tendré todo.

domingo, agosto 13, 2006

convergiendo en "La nueva novela"

Hablé con Constanza Ramírez, una egresada de Letras de la UDP y una potencial seguidora del culto a Juan Luís Martínez. Me dijo que hace un par de años hizo una investigación sobre este autor y que estuvo en un par de ocasiones en la casa de la viuda, Eliana Rodríguez. Ella me va a decir cómo puedo ubicarla y me va a hablar de cómo fue su experiencia en la última casa en la que Juan Luís Martínez vivió. Me dijo que su investigación se centró en La nueva novela, que es, de los tres libros de este autor, el que más se ha convertido en un objeto de fetichismo. Constanza me habló, también, de Cristóbal Joannon, un especialista en la obra de Martínez y editor de la compilación Poemas del otro, de este autor. Es la segunda persona que me habla de él. Ya tengo su e-mail, le voy a escribir en un par de días, antes quiero haber tenido La nueva novela en mis manos (y leerla, por cierto, junto con La poesía chilena y Poemas del otro) y eso lo haré el miércoles en la tarde, sin falta, en un maratón en la Biblioteca Nacional.
También hablé con Natalia Castillo, profesora de lingüística de la Universidad Católica. En ese mismo lugar trabaja Luís Vargas Saavedra, con quien también deseo hablar, me dijo que era un caballero simpático y que no creía que se negara a hablarme, a diferencia de lo que me dijo Matías Ayala de este mismo señor.
Joselyn Mancilla, psicóloga y admiradora de Martínez, me habló de la influencia epifánica de Lewis carroll en la vida del poeta. Matías ya me había hablado de eso mismo.
Creo que no he hablado con suficientes seguidores del culto martinezco. Voy a seguir buscando y luego de que el miércoles me lea la obra de Martínez en su totalidad (el maratón del que ya hablé) me pondré de inmediato a contactar a Cristóbal Joannon, Luís Vargas Saavedra y Eliana Rodríguez. También me voy a ir a dar una vuelta por las librerías (yo creo que eso puede ser mañana lunes) más importantes de Santiago, para ver cuan fácil o difícil es de encontrar sus libros y, lo principal, cuanto cuesta. Eva X, una diseñadora antofagastina que vive en santiago y que conoció a Juan Luís Martínez vía tributo de Mauricio Redoles, me dijo que vio La nueva novela en la librería Antártica del Parque Arauco. Felipe Gonzáles me señaló que alguna vez la vio en Metales pesados.
Fotografía: Portada de La nueva novela, de Juan Luís Martínez.

viernes, agosto 11, 2006

se dice, se dice

Hace algunos días tuve una conversación con Matías Ayala. Me dijo que Juan Luís Martínez efectivamente se había convertido en una figura de culto y que muchos de los incidentes que avivaron el fuego de la mitología en torno al poeta eran ciertos. En primer lugar –y aunque nada de espectacular- ha llamado la atención de que un sujeto como Martínez haya decidido mantenerse al margen de todo circuito literario –académico o comercial- y que efectivamente sus libros eran difíciles de conseguir porque a él no le interesaba difundirlos y que, aunque a veces los vendía muy caros, en otras ocasiones simplemente los regalaba. Eso se contradice con lo que un ex ayudante de Cristian Warnken, en la Universidad Finis Térrea, le contó al poeta Felipe Gonzáles (ganador del concurso de poesía de la JJ.CC. el año 2001 y del concurso de cuentos de Revista Griffo, el año 2005) hace un tiempo, acerca de que, ya muerto el poeta, para lograr comprar el libro había que ir a ver a la viuda, había que invitarla a cenar y que durante la cena había que “engrupírsela” para que vendiera el volumen. Matías Ayala me contó que el libro lo compró hace diez años, es decir tres años después de la muerte de Martínez, y que le costó $ 30.000; caro, pero muy lejos de los $ 100.000 que comentan algunos, o de los $ 500.000 que incluso he escuchado decir. Sin embargo, para Matías los dos libros que él se ha comprado de este poeta (La nueva novela y La poesía chilena) son para él una suerte de tesoro tan importante como algunas primeras ediciones que posee en su biblioteca; lo sé porque se negó a prestármelos, pero para mi consuelo, me dijo que si no lograba encontrarlos en la Biblioteca Nacional, él me permitiría leer sus ejemplares en su oficina, frente a sus ojos. A mí me pareció muy bien, pero primero intentaré ir a la Biblioteca Nacional. Ya me puse de acuerdo con el poeta Felipe Gonzáles para que me acompañe y podamos comentarlos ahí mismo.
Matías me contó esa otra historia de la vida pre-literaria de Martínez, esa que dice que el joven viñamarino Juan Luís, hijo de un sujeto adinerado, se trasladaba por la ciudad en su moto, viviendo al borde de la ley y que luego de un accidente se le descubrió una enfermedad a los riñones que lo obligaría a ser dializado diariamente. Lo importante de este incidente es que en la estadía en la clínica, aburrido hasta el hartazgo, tomó un ejemplar de Alicia en el país de las maravillas y que luego de leerlo decidió que se dedicaría a la literatura. Ese es el comienzo de todo. Otros cuentan esta misma historia, pero señalan que el libro epifánico no fue el de Carroll, sino que fue Altazor, de Huidobro, pero eso no hay cómo saberlo.
Después vinieron las publicaciones, en plena dictadura, y Martínez, por supuesto mantuvo una relación lejana con la prensa, más bien no tuvo relación con los medios periodísticos y la única entrevista publicada en esa época fue una conversación que Martínez tuvo con su amigo Eric Polhammer, quien la publicó sin la autorización del poeta viñamarino y éste dio la amistad por terminada.
Le comenté a Matías mis intenciones de hablar con la Eliana Rodríguez, la viuda de Martínez, y él me dijo que la podía ubicar en una librería de textos técnicos en el centro de Viña del Mar, que era la única que vendía –como únicos textos literarios de su stock- la obra de su esposo fallecido. Le hablé también de mis intenciones de hablar con Luís Vargas Saavedra, el responsable de negar la existencia de Juan Luís Martínez y adjudicarle su obra a Enrique Lihn, pero me dijo que ese había sido el incidente más vergonzoso en la carrera de Vargas Saavedra y que fijo que no querría hablar de eso, que seguramente deseaba mantenerlo en el olvido.
Más abajo un poema, una muestra de la poesía como estructura rígida.

LA DESAPARICIÓN DE UNA FAMILIA (JUAN LUÍS MARTÍNEZ)

1.- Antes que su hija de 5 años
se extraviara entre el comedor y la cocina
él le había advertido: "-Esta casa no es grande ni pequeña,
pero al menor descuido se borrarán las señales de ruta
y de ésta vida al fin, habrás perdido toda esperanza"

2.- Antes que su hijo de 10 años se extraviara
entre la sala de baño y el cuarto de los juguetes,
él le había advertido: "-Esta, la casa en que vives,
no es ancha ni delgada: sólo delgada como un cabello
y ancha tal vez como la aurora,
pero al menor descuido olvidarás las señales de ruta
y de esta vida al fin, habrás perdido toda esperanza".

3.- Antes que "Musch" y "Gurba", los gatos de la casa,
desaparecieran en el living
entre unos almohadones y un Buddha de porcelana,
él les había advertido:
"-Esta casa que hemos compartido durante tantos años
es bajita como el suelo y tan alta o más que el cielo,
pero, estad vigilantes
porque al menor descuido confundiréis las señales de ruta
y de esta vida al fin, habréis perdido toda esperanza".

4.- Antes que "Sogol", su pequeño fox-terrier, desapareciera
en el séptimo peldaño de la escalera hacia el 2º piso,
él le había dicho: "-Cuidado viejo camarada mío,
por las ventanas de esta casa entra el tiempo,
por las puertas sale el espacio;
al menor descuido ya no escucharás las señales de ruta
y de esta vida al fin, habrás perdido toda esperanza".

5.- Ese último día, antes que él mismo se extraviara
entre el desayuno y la hora del té,
advirtió para sus adentros:
"-Ahora que el tiempo se ha muerto
y el espacio agoniza en la cama de mi mujer,
desearía decir a los próximos que vienen,
que en esta casa miserable
nunca hubo ruta ni señal alguna
y de esta vida al fin, he perdido toda esperanza".

Fotografía: Juan Luís Martínez y su familia, 1973.

miércoles, agosto 09, 2006

Juan Luís Martínez: no me desvela pero me inquieta

Hace tiempo que me inquieta la imagen del poeta Juan Luís Martínez, porque en suficientes ocasiones, como para creer que estoy frente a una tendencia, me he encontrado con conversaciones en las que se le menciona y se le trata como un fantasma, como una aparición vendita que vino a romper el canon y luego ascendió a algo así como cielo de los poetas (seguramente ese donde Platón pretendió desterrar a todos los poetas de su época y a todos los que vendrían después). No sé si la historia se ha adornado más de la cuenta, pero pareciera que para esos, que se jactan de conocer su obra, el sólo hecho de nombrarlo en público fuera una suerte de regalo que le hacen a los demás. “Te voy a regalar el conocimiento del tesoro más maravilloso de la poesía de este ‘país de poetas’ que no se igualan a este que te voy a presentar”, pareciera que piensan los que lo nombran, como si le hicieran un favor a los demás.
Yo no sé. He leído algo de su obra, pero pese a que estoy de acuerdo en que se trata de un poeta tremendamente original, me parece que posiblemente haya una necesidad de construir una figura y no sé para qué. Mi hipótesis es que hay personas que necesitan ostentar una suerte de trofeo que sólo le pertenezca a ellos. En efecto, a mí lo que me inquieta es esa imagen artificial y centelleante del autor; no del autor real, ni de ese constructo abstracto que desde la teoría literaria se conoce como el “autor implicado”, figura que circunscribe sentido y que es responsable, dentro del espacio cultural (donde el autor real no puede estar), de todo el discurso de la obra completa de determinado autor. Es más bien el “autor de consumo”, otro constructo, que tampoco coincide con el autor real el que me ha estado inquietando. El que está convertido en objeto de culto, entonces, es esta figura que tampoco pertenece al espacio natural, sino al igual que el autor implicado, pertenece al espacio cultural.
Hasta hace algunas semanas no sabía en qué terminaría esta sensación inquietante; posiblemente cuando fuera posible me leería sus dos libros, La nueva novela, de 1977 y La poesía chilena, de 1978; y la compilación Poemas del otro, de 2003 y luego incluso me encargaría de intrusear en suficientes textos críticos. Con eso, posiblemente, podría hablar con propiedad de la obra de Juan Luís Martínez, pero lo inquietante seguiría intacto. Empezado el semestre debía pensar en algún tema de reportaje para el ramo de mi minor en periodismo escrito, entonces supuse que por acá lograría saciar esta curiosidad. Lo primero era verificar que efectivamente existe esta suerte de culto místico por el poeta.
Sé que Juan Luís Martínez nació en Viña del Mar en 1942 y que murió en Villa Alemana en 1993. Sé que sus dos libros hasta hace un tiempo se vendían muy caros y sólo a través de su viuda, Eliana Rodríguez. En la actualidad ya se puede encontrar en las librerías (unas pocas), pero a un precio no muy accesible. Sé, también, que fue el investigador y profesor de literatura Luís Vargas Saavedra el que creyó que la existencia de Juan Luís Martínez y su obra eran sólo una invención de Enrique Lihn. Esto último sólo ayudó a hacer crecer esta figura de culto en torno al poeta. Sé, finalmente, que muchas personas están hablando de él, como si se tratara de un secreto, pese a que ya son muchísimos los que lo conocen.
No sé si fuera de Chile se le valora como un poeta rupturista, que ciertamente lo es, y si pese a las limitaciones de su difusión (de las que habla el mito) ésta ha logrado pasar las fronteras de Chile. No sé si sea cierto, o sólo parte del mito, eso de los científicos de la NASA que vinieron a hablar con él debido a que su obra se introducía en principios trascendentes de la física. No conozco antecedentes de su biografía, pero sé que se mantuvo fuera de los círculos literarios oficiales.
He hablado con Matías Ayala, licenciado en filosofía y doctor en literatura en lenguas romances de la Universidad de Cornell, quien me ha comentado elementos relacionados con los discursos en la obra de Martínez. He escuchado al poeta y crítico Thomas Harris, quien se ha referido a los elementos de construcción de su obra; y con por lo menos una docena de seguidores del culto (informal, por cierto) a Juan Luís Martínez.
Me gustaría hablar con Eliana Rodríguez, viuda del poeta; con Luís Vargas Saavedra, el responsable de adjudicarle su obra a Enrique Lihn y con algunos de los poetas que se consideran influenciados por él, como Raúl Zurita y Diego Maquieira. Espero contactarlos, porque muchos de ellos son académicos de distintas universidades (Vargas Saavedra, de la U. de Chile y Zurita, de la UDP). Espero que a través de alguno de ellos pueda llegar a la viuda de Martínez.
A estas personas les voy a preguntar sobre esos hechos excepcionales de los que hablan los seguidores del poeta y además, espero escuchar antecedentes biográficos y espero encontrarme con nuevos antecedentes excepcionales. Pienso preguntarles, también, sobre esta percepción cercana al culto que existe entre tantos seguidores.
Espero acceder, también, a la obra de Juan Luís Martínez, a textos críticos de especialistas y a textos biográficos. Con todo lo anterior, espero comprobar si efectivamente esta sensación de culto en torno a este poeta es una tendencia que merezca ser reporteada. Posiblemente sólo así podré atenuar esta sensación inquietante que va más allá de lo que me gustaría necesitar saber, en términos profesionales, de un poeta.

miércoles, agosto 02, 2006

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