martes, septiembre 12, 2006

EL ETERNO JUAN LUIS MARTÍNEZ

Federico Zurita Hecht
Muerto hace trece años el poeta porteño ha logrado capturar la atención de un reducido pero fiel grupo de seguidores, quienes han corrido la voz de lo inusual, de lo particular, de la leyenda del autor de La nueva novela, el libro más caro de la poesía chilena.

“No te puedo prestar el libro, pero si quieres puedes venir a leerlo aquí, en mi oficina, donde mis ojos te vean”, dice Matías Ayala, Licenciado en Filosofía, luego de que uno de sus alumnos en la Universidad Alberto Hurtado le pide prestado su ejemplar de La nueva novela, el primer libro de poemas publicado por Juan Luis Martínez en el año 1977. Es que no se trata de cualquier libro, sino de una de las obras más originales producidas por algún autor nacional; uno que además vivió en un permanente intento por desaparecer como autor, residiendo siempre en provincia, alejado de los círculos literarios y manteniendo una férrea reticencia a ser fotografiado y a dar entrevistas. “Cuando había una grabadora se quedaba mudo”, recuerda su viuda, Eliana Rodríguez.

Martínez conoció a cada uno de los compradores de su libro y luego de su muerte, en 1993, fue su propia viuda la que se hizo cargo de su ‘distribución’, si es que se le puede llamar así al sistema que utilizó y que más bien consistía en no hacer nada y esperar a que los compradores llegaran. Y por cierto, llegaron. Se corrió la voz de la existencia de este libro que costaba más de 100 mil pesos y que estaba a medio camino de ser un libro de poemas y una obra plástica. Hoy el libro puede ser encargado en la librería Metales pesados por 160 mil pesos. Esto y otros elementos, como el interés de unos físicos extranjeros por la obra de Martínez y los comentarios del crítico de El Mercurio Luis Vargas Saavedra, acerca de que este poeta y su obra no eran más que un invento de los poetas Pedro Lastra y Enrique Lihn, avivaron el fuego del mito. Pero Juan Luís, de invento, nada.

Uno que otro dato. Martínez nació en la ciudad de Valparaíso en el año 1942 y desde la adolescencia ya se interesó por cultivarse en el conocimiento de las matemáticas, la filosofía y el arte. “Juan Luis hacía la cimarra con el Jaiva grande, Eduardo [Parra], y se iban al cementerio a leer”, advierte Eliana Rodríguez y agrega: “él tenía revolucionado todo Viña y Valparaíso; era un personaje, un vikingo con unos risos que le llegaban a la cintura, muy alto, era hermoso en esa época y andaba en la primera [moto] BMW que llegó a Chile”.

Fue luego de un accidente en este vehículo que en su convalecencia decidió dedicarse a la literatura, luego de leer a Lewis Carroll y a Vicente Huidobro. Su primer libro, Pequeña cosmogonía práctica, estaba listo para aparecer en 1973 por Editorial Universitaria, pero el golpe de estado de ese año acabó con el proyecto y el libro no vio la luz hasta el año 1977 bajo el sello del propio autor (Ediciones Archivo) y con un nuevo título: La nueva novela. Quinientos ejemplares constituyeron esa primera edición. Al año siguiente apareció su objeto poético La poesía chilena, que era una pequeña caja que contenía en su interior fotocopias de los certificados de defunción de Pablo Neruda, Gabriela Mistral y Vicente Huidobro. Y en 1985 apareció la segunda edición de La nueva novela, con mil ejemplares. Después vino el retiro en su hogar en Villa Alemana, donde Martínez recibía a todo el que deseara llegar, especialmente jóvenes, con los que se podía pasar horas conversando. Cristóbal Joannon (31), Periodista y Licenciado en Filosofía, fue uno de esos jóvenes quien, en 1993 con sólo 18 años, conoció al poeta. “Me dijo, si tú tuvieras cuarenta años probablemente yo no estaría dispuesto a conversar contigo”, cuenta Joannon. Eso ocurrió un mes antes de la muerte de Martínez a causa de una enfermedad renal que en el último período lo obligaba a dializarse tres veces por semana. “Estuvo como diez años que se moría al día siguiente y no se moría; ¡Bah!, amaneciste vivo, le decía yo”, recuerda Eliana Rodríguez.

Mito o realidad. Pero todos esos datos se mezclaron con el imaginario de los jóvenes que se convirtieron en sus seguidores y especularon acerca de que le decían el “Loco Martínez” porque le gustaba pelearse con los choros del puerto; o que corría en carreras de autos clandestinas. No importa, nada de excepcional hay en esos actos que son realizados por cientos de personas. ¿Y una placa metálica en la cabeza por culpa de un accidente en moto?, lo de la placa descartado de entrada; ¿lo del accidente?: ya decíamos cómo la convalecencia posterior fue el momento en que decide dedicarse a la poesía. El acento estuvo en otras cosas. “Se dice que unos científicos de la NASA vinieron a hablar con Juan Luis Martínez, porque su poesía tocaba principios fundamentales de la física”, dice Felipe Gonzáles (25), estudiante de Pedagogía y lector aficionado a la obra de Martínez. “No sé si de la NASA, yo sabía que eran unos científicos, pero no de la NASA; y que no vinieron, que sólo le escribieron una carta”, señala Matías Ayala al ser consultado sobre este asunto. Y en efecto, el mismo Martínez lo comenta en una entrevista –la única- que dio a María Ester Roblero para Revista de Libros de El Mercurio en el año 1993, pero advierte que la visión de esos científicos le quitaba el humor a su poesía. “A él le daba mucha risa cuando llegaban esas cartas de la NASA preguntándole dónde había estudiado física”, advierte y confirma Eliana Rodríguez, y luego agrega: “Esos inventos le encantaban”.

Pero no es lo único que debe confirmar. Jaime Campos (22), estudiante de filosofía cuenta otra historia. “Sé que para conseguir La nueva novela hay que buscar a la esposa de Juan Luis Martínez en Quilpue y concertar una cita para tomar once junto a ella, en la que hay que explicarle los motivos de porqué quiere uno tener el libro, y si uno la convence te lo vende. Si no, adiós”, señala. “Si alguien quiere La nueva novela, me la pide, me deposita y yo la envío”, explica Eliana Rodríguez, descartando la visión romántica de la transacción; “Yo mantengo el precio que él [Martínez] dejó”, agrega, “que eran 200 dólares y punto, y se mantiene así, si el dólar sube o baja La nueva novela no baja”. Y es que el libro, fuera de su precio y su disponibilidad en el mercado, tiene otro valor y Cristóbal Joannon lo sabe.

Diez años después de conocer a Martínez, Joannon se convirtió en el compilador de Poemas del otro (2003), volumen que reúne textos inéditos más la entrevista que Martínez dio a Roblero y diálogos del poeta con la escritora Guadalupe Santa Cruz y el psicoanalista y filósofo francés Félix Guattari, entre otros. Joannon, cuando recién comenzaba la universidad, recibió de regalo de Eliana Rodríguez un ejemplar de La nueva novela y hoy delibera. “La nueva novela es una reflexión acerca del libro”, advierte, “acerca de sus límites, porque el libro no sería sólo aquello que ocurre desde la página 8 o 9 hasta que se acaba el texto, sino que el libro es el total, la tapa y la solapa también lo son”. Y agrega: “La circulación también es parte de la obra, por eso Martínez sabía quién tenía cada ejemplar”. En ese ejercicio de registro, el autor, aún con su intención de desparecer como tal, se vinculaba con su obra.

Pese a eso, el crítico de El Mercurio Luís Vargas Saavedra señaló que Juan Luís Martínez y toda su obra eran sólo un invento de los poetas Pedro Lastra y Enrique Lihn. En al entrevista dada a María Ester Roblero, Martínez también habla de eso y señala su agrado por irradiar una “identidad velada”, permitiéndole ser más literario que real. Hoy nadie cuestionaría que alguna vez existió un poeta llamado Juan Luis Martínez. Las especulaciones se han centrado en cuántos ejemplares de la segunda edición quedan disponibles a la venta y si habrá una tercera tirada. Constanza Ramírez (23), licenciada en Letras en la UDP y ferviente seguidora de la obra de Martínez, señala que el poeta pidió que una tercera edición se hiciera sólo veinte años después de su muerte, así que habría que esperar hasta el año 2013 para ver si eso sucede.

Vida después de la vida. Pero qué ha sucedido que el reconocimiento de una obra ha dado paso al fanatismo, y este a historias que necesitan ser confirmadas. Cristóbal Joannon trata de ensayar una respuesta: “Mientras menos información más mitos, porque respecto a [Enrique] Lihn hay harta información y no hay mitos”. Es una posibilidad. “Es curioso”, agrega Joannon, “estos movimientos muy calculados y estratégicos de Martínez tuvieron un efecto muy imprevisto, su voluntad de desaparecer tuvo el efecto de convertirlo en algo magnético”.

¿Y hasta cuando las historias? Joannon reflexiona acerca de esta pregunta: “Yo pensé que Poemas del otro podrían haber terminado con el mito, pero veo que no; tal vez una biografía muy completa donde no quede ninguna duda”. Brisa Muñoz, hija de Juan Muñoz Pollier (un amigo entrañable de Martínez) recuerda al poeta en grande y pareciera dar con una clave: “Yo tenía seis años, también vivíamos en Villa Alemana y jugaba con sus hijas; lo recuerdo muy alto, con grandes manos, cariñoso pero tímido, enigmático, con una risa de tono grueso; pero es que era tan chica y ya sabes que las percepciones se agudizan a esa edad”. Es que posiblemente todos seamos chicos aún.

4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

me fascina martinez
yo tuve el libro en mi poder por dos semanas...increible poesia visual que traspasa los sentidos...

notable martinez
pero tu reportaje se queda solo en lo periodistico, no hablas acerca de como martinez se ve a si mismo y como a traves de la nueva novela pretende desaparecer ...

saludos fede

miércoles, septiembre 20, 2006 1:58:00 a. m.

 
Anonymous Anónimo said...

don luis vargas saavedra es uno de los mas grandes estudiosos de gabriela mistral, un hombre demasiado culto que llega a dae envidia de ello y de como se mueve, su humildad y sencillez conmueve, tanto así como su anecdota que de martinez, al creer que vargas saavedra divagaba de su existencia, le envio la nueva novela como obsequio, con dedicatoria y todo...

vargas saavedra tremendo poeta y profesor
he tenido el privilegio de ser su alumno
podrias reportear de él

saludos fede

miércoles, septiembre 20, 2006 2:06:00 a. m.

 
Blogger El Acuario de las Letras said...

Bueno, me parece cierto eso de que entre màs oculto algo sea o trate de ser, sera más apetecido por el entorno. ahora ¿Es Martinez un ser espontaneamente enigmatico o solo un payaso calculador que se inventó? Esa pregunta me la hago con muchas personas...A veces ya no sabemos que es la verdad y que es mentira...Con respecto al reportaje...Me pareció batante parecido a su protagonista, etereo, liviano. Me hubiese gustado haber sabido más cosas sobre la vida del poeta...Sería bueno que su proximo paso sea una Biografía...Es interesante el tipo este.
Aprovecho de Felicitarle y pedirle que cuide alos animales...
Zara Bahdi

jueves, septiembre 21, 2006 9:34:00 p. m.

 
Blogger Jessica said...

Hay una Nueva Novela en mi casa, de Cristian, mi pareja que una vez en momentos de apuro pensó en vender. También está la edición que hizo Pedro Lastra y que yo regalé a un entrañable amigo cuando sae fue fuera del país y el documental de Tebo Díaz "Señales de Ruta", magistral para mi gusto porque también juega y utiliza los elementos que Martínez utiliza en la nueva novela en lo visual. Ver por ejemplo en final del documental, entrevistas memorables como la de Armando Uribe y como logra hacer la película sin una imagen de JUan Luis Martínez.
Gracias por poner en común todo esto, que a mi me dice bastante.

miércoles, noviembre 01, 2006 7:39:00 p. m.

 

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